La educación tiene como objetivo primordial preparar a hombres y mujeres que puedan lograr el máximo de su propio desarrollo personal no nada más técnico, profesional, científico, deportivo y artístico, sino como personas preparadas para dar el máximo de su desarrollo personal y poder ofrecer lo mejor de sí mismos a su comunidad y tener la capacidad de vincularse con el trabajo de la misma, sin egoísmos y en todos los niveles, ya sea local, regional, nacional o internacional.
La educación debe preparar hombres con suficiente nivel de conciencia como para desarrollarse a nivel individual y ofrecer lo mejor de su propio ser a la comunidad a la que se debe o a aquella en la que decidió vivir.
El desarrollo individual, de la familia, de la comunidad, de la patria y, finalmente, el desarrollo de la especie humana, a lo largo de su historia, es una suma de esfuerzos vinculados. El hombre es el heredero del conocimiento universal de generaciones y generaciones en la historia de la humanidad; está a su disposición una cantidad enorme de bibliotecas, dispone de un sistema de intercomunicación realmente extraordinario; pero también hay muchos errores que se han cometido y que ya no es conveniente cometer.
A usted, señor profesor, le conviene cuestionarse sobre el objetivo central de la educación. La educación está seriamente vinculada al desarrollo de conciencia, la educación está vinculada a todas las circunstancias que van a propiciar las condiciones para el desarrollo de conciencia.
La principal fuente y gran institución educativa es la familia, fuente de experiencia, de conocimiento básico, de interrelación y de formación de hábitos, actitudes, emociones; factores importantes en el perfil de desarrollo de lo que es una persona. La escuela refuerza los hábitos y crea conciencia de su valor.
La palabra educación tiene un alcance extraordinario y conviene retomarla en su origen preciso: la educación vinculada al desarrollo de conciencia. Al hablar de la educación y el desarrollo de conciencia hay que establecer la distinción fundamental que existe entre el nivel intelectual y el nivel de conciencia.
La conciencia como factor de identidad personal cumple dos tipos de funciones fundamentales: los fenómenos de captación y los procesos cognoscitivos.
Después de probar la aplicación de las cuatro líneas principales de psicología de nuestro siglo: la corriente psicoanalítica, la conductista, la humanista y la transpersonal. Las tres primeras líneas se ve que en su tiempo, funcionaron pero no cumplieron con la finalidad educativa.
El objetivo central de la psicología transpersonal es el desarrollo de conciencia, el estudio de los estados acrecentados de conciencia y la forma de lograr dichos estados. Así se crea un método educativo vinculado directamente al desarrollo de conciencia, de cuerdo con lo que el tiempo y las circunstancias lo requieran.
Los estudiantes generalmente no estudian no por flojos sino porque no le ven sentido al estudio; por esto un profesor puede abrir y cerrar puertas de realización personal, despertando en sus alumnos el interés por el estudio y la preparación; creando y cultivando un sentido analítico, crítico y propositivo.
Las estadísticas nos presentan casos de muchos estudiantes que quieren carreras en las que no haya matemáticas y esto porque tuvieron, en cadena, dos o tres soporíferos profesores de matemáticas que desmotivaron; profesores que se distinguieron por hacer pensar que las matemáticas son privilegio de superdotados; profesores que se caracterizaron por ser verdaderos terroristas de la educación, en cualquier nivel educativo.
Si la educación fuera un éxito los estudiantes querrían estudiar todo, porque cuando la sensibilidad está abierta al conocimiento y a la experiencia, la vida se presenta como una experiencia maravillosa y el hombre tiene toda la capacidad de gozar y experimentarla con amor y acción creativa en las dimensiones: física, mental, espiritual, social y económica.
Conviene cuestionarse y saber cuántas puertas se han abierto o cerrado en el proceso educativo en el que participamos todos. Es increíble, pero hay niños con úlceras producidas por las presiones de la escuela y provocadas por profesores sin vocación de servicio que presionan sin sentido real de lo que el estudiante puede dar o le interesa dar.
No es honesto que alguien que no tenga vocación y preparación magisterial trabaje en educación que es la tarea más sagrada y maravillosa del hombre; pero que se ha devaluado por la falta de preocupación del mismo docente por dignificar su actividad o por condicionar su trabajo al sueldo, medio me pagan, medio trabajo. Es curioso cómo hay tolerancia en la docencia. Para intervenir quirúrgicamente a un enfermo se exige que sea cirujano; para proyectar un edificio, que sea arquitecto; para litigar, que sea abogado, etc. y en las filas docentes se acepta de todo, con la justificación de que sí sabe la materia.
Algunos profesionistas sin conocimientos pedagógicos, que se dedican a la docencia, son antitestimonio como promotores de su especialidad en el trabajo magisterial, en cualquier nivel educativo. Hay mucha polémica sobre este particular y no faltan defensores de los profesionistas libres dedicados a la docencia, argumentando que, por ejemplo, no hay mejor conocedor de las matemáticas que un ingeniero, no hay alguien que conozca más de biología que un médico o un biólogo, etc. No hay duda de esto; pero sería de gran utilidad que, a más de conocer la materia, se preparen y conozcan psicotecnia pedagógica, el manejo de las habilidades de pensamiento, la motivación, la planificación, la evaluación, etc.