El más sencillo gesto de amor, tiene un gran poder.
El afecto a nuestros hijos es demostrado de diferentes maneras, es cierto que puedes dotarlos de cosas materiales, algunas de éstas sumamente costosas, pero el manifestar nuestro amor a través del contacto físico es y será siempre insustituible, sobre todo en las primeras etapas de su vida. Los abrazos, las caricias, los besos son sorprendentemente importantes en la formación del desarrollo emocional de todo ser humano. Comprender la trascendencia de estos actos de los padres a los hijos hará de ellos personas más humanas y más seguras.
En la década de los 60 el estadounidense Harry Harlow descubrió que las crías a parte de necesitar el alimento, necesitaban del contacto físico, dando pie así a su teoría sobre el Apego. También encontramos en los sustentos científicos a John Bowlloy quien determinó que “la salud mental del niño, son la resultante de una experiencia de relación cálida , íntima y continua entre madre e hijo por la cual ambos encuentran satisfacción y alegría “.
Quiero hacer una aclaración, al hablar de padres, me refiero también a las personas que tienen bajo su tutela a menores de edad o han sido la figura paterna o materna.
Quiero enfocarme en una de esas expresiones: “Un beso a tu hijo”.
Contestemos las siguientes preguntas para reflexionar:
¿Le das un beso en la frente a tu hijo al despertar?
¿Despides a tu hijo en su cama con un beso en las mejillas al anochecer o antes de dormir?
¿Con un beso y un abrazo felicitas sus logros?
¿Besas a tu hijo en la enfermedad?
Cuando comete un error y después de reestructurar su aprendizaje ante ello, ¿lo abrazas y le das un beso diciéndole “confío en tí?
Al regresar de su colegio ¿lo recibes con un beso?,etc
Si las respuestas son afirmativas vamos por buen camino.
Hay infinidad de momentos que se vuelven una oportunidad para acercarnos a ellos y comúnmente olvidamos el gran significado que encierra este acto, sobre todo la excelencia de su magia cuando se hace de forma consciente y voluntaria.
Un beso otorgado desde la plenitud de todo nuestro amor tiene en primer lugar un poder curativo, es el mayor consuelo ante la aflicción, devolviendo la salud moral, espiritual y en muchas ocasiones también la física.
Cuando los niños, adolescentes incluso adultos, pueden verse envueltos en momentos de inseguridad o desesperanza, es maravilloso ver cómo la presencia a través de palabras, un solo abrazo o un beso del padre, madre o Tutor, puede devolver tranquilidad , confianza, motivación, optimismo, esperanza, alegría y sentirse afectivamente fortalecidos para enfrentar lo que sea. El otorgar un beso lleva una comunicación de hacerle saber a la otra persona: “te quiero “, “te amo”, “pienso en ti”, “ me interesas”, “yo estoy aqui”, “estoy para ti” , “te entiendo “, “tranquilo estoy contigo”, etc.
La vida entera es un misterio, es una riqueza, nunca sabremos lo que pasará mañana, lo único seguro que tenemos es el aquí y el ahora, es decir, este momento , este instante para sanar y llenar de amor la vida de tu hijo únicamente a través de un beso.
“En un beso sabrás todo lo que he callado “ Pablo Neruda.