Vivimos en una era donde los medios de comunicación –especialmente la televisión, internet y redes sociales– forman parte de la vida cotidiana de nuestros hijos adolescentes. Pero, ¿Nos hemos detenido a pensar en cómo influyen realmente en su forma de ver el mundo, en sus valores y en su salud emocional?

Un pensador dijo una vez: “A quienes se les puede hacer creer absurdos, se les puede hacer cometer atrocidades.” Y aunque suene fuerte, es algo que merece nuestra atención como padres. No se trata de culpar a la tecnología, sino de entender cómo se usa y qué impacto tiene en nuestros hijos. 

¿Qué están viendo tus hijos? ¿Qué están aprendiendo?

La televisión, las redes sociales, los videojuegos, YouTube, TikTok… todos estos medios pueden ser herramientas positivas o negativas, dependiendo del contenido y del tiempo que se les dedique.

Hoy más que nunca, nuestros adolescentes están expuestos a una enorme cantidad de información y estímulos. Lo preocupante es que muchos de esos mensajes promueven la violencia, la normalización de las adicciones, la hipersexualización, el consumo irresponsable y modelos de vida poco realistas o incluso peligrosos.

Y todo esto entra directamente en sus mentes a través de una pantalla.

          ¿Quién educa a tus hijos cuando tú no estás?

          Muchos padres sienten alivio al ver que sus hijos están "tranquilos" frente al celular o la televisión; pero eso no significa que estén bien. Están siendo educados, entretenidos y moldeados por contenidos que no siempre se alinean con los valores que deseamos transmitirles.

No se trata de prohibir, sino de acompañar. Habla con tus hijos sobre lo que ven. Pregúntales qué opinan, qué les gusta, qué les molesta. Enséñales a distinguir entre lo real y lo que no lo es. Ayúdales a cuestionar lo que consumen.

           El peligro no está sólo en lo que ven, sino en lo que dejan de hacer

El problema con el exceso de televisión, videojuegos o redes sociales no es sólo lo que muestran, sino lo que quitan: tiempo en familia, conversaciones significativas, lectura, creatividad, ejercicio, relaciones reales.

Apagar la televisión o limitar el tiempo en redes sociales puede abrir la puerta a nuevas experiencias: salir a caminar juntos, jugar en familia, cocinar, leer, reírse… cosas simples; pero esenciales para el desarrollo emocional y social de nuestros hijos.

¿Cómo podemos ayudar como padres?

  • Supervisa el contenido, especialmente si tus hijos son menores de edad. Usa controles parentales cuando sea necesario.
  • Vean contenidos juntos. Comenten lo que ven, discutan mensajes y valores.
  • Establece límites claros para el uso de pantallas. No sólo en tiempo, también en horarios (por ejemplo: sin pantallas durante las comidas o antes de dormir).
  • Cuida el ejemplo. El ejemplo es una orden silenciosa. Si nosotros pasamos horas frente al celular, ellos harán lo mismo.
  • Fomenta el pensamiento crítico y analítico. Enséñales a cuestionar lo que ven, a identificar mensajes publicitarios disfrazados y a detectar estereotipos o manipulaciones.
  • Revisa la música que escuchan. Algunas letras pueden transmitir violencia, machismo o tristeza constante. No se trata de censurar, sino de conversar.Un consejo práctico:

        Si hay televisión o internet en casa, aprovechen su potencial positivo. Pueden grabar o buscar programas o documentales que eduquen, inspiren o abran diálogos importantes. 

        Lo mismo con música, películas o incluso juegos.

       Recuerda: los adolescentes no necesitan padres perfectos, sino “padres presentes, atentos y coherentes. Ellos están formando su identidad y necesitan acompañamiento, no sólo libertad.