Un empresario de gran éxito fue entrevistado por un periodista, quien le preguntó cómo había logrado formar un equipo de personas tan comprometidas y exitosas.

El empresario respondió:

Cuando comenzaron a trabajar conmigo, no eran millonarios. Se convirtieron en personas prósperas y realizadas porque cada uno tenía potencial, como el oro que se encuentra en una mina.

Explicó que, al buscar oro, uno debe remover toneladas de tierra, pero no va en busca de tierra… va en busca del oro.

Así también debemos ver a nuestros hijos y, en especial, a nuestros adolescentes.
           No enfoquemos la atención únicamente en sus errores o defectos. Busquemos sus talentos, sus virtudes, sus logros, por pequeños que sean. Cuando elegimos ver lo mejor en ellos, más fácilmente encontraremos nuevas razones para confiar, apoyar y conectar emocionalmente.

El poder del reconocimiento positivo

El elogio sincero y específico es una herramienta poderosa. Todos los padres aman a sus hijos, pero no todos se los expresan. No basta con suponer que ellos lo saben; necesitan escucharlo.

El aplauso, la valoración y el reconocimiento auténtico son el mejor combustible para la autoestima de un adolescente. Mucho más que un simple “¡bien hecho!” en sus estudios o actividades, es vital ser específicos:
En lugar de decir:

"Hoy sí te ves mejor",
mejor di:
"Hoy combinaste muy bien tu ropa, se nota que tienes buen gusto."

Este tipo de elogio demuestra atención, respeto y conexión emocional.

Estudios y resultados

Diversos estudios en entornos escolares han demostrado que:

  • Los estudiantes que reciben elogios frecuentes y específicos mejoran significativamente en su rendimiento y autoestima.
  • Aquellos que solo reciben críticas también mejoran, pero su progreso es limitado y depende de la supervisión externa.
  • Y quienes no reciben atención alguna —ni elogio ni crítica— generalmente no muestran cambios.

Es decir, el estímulo positivo es mucho más efectivo y duradero que la crítica o la indiferencia.

La importancia de crear un ambiente positivo

Los adolescentes que crecen en un entorno donde se valoran sus esfuerzos, se reconocen sus cualidades y se celebran sus logros, son más felices, más seguros de sí mismos, más creativos y más resilientes ante las dificultades.

Por eso, más allá del elogio, debemos:

  • Creer en ellos, incluso cuando ni ellos mismos lo hagan.
  • Acompañarlos en sus procesos de crecimiento, sin imponer, pero sin soltar del todo.
  • Ofrecer espacios donde puedan desarrollar sus habilidades y cometer errores sin temor al juicio.

Esto se logra manteniendo una actitud mental positiva en casa. Los momentos ideales para reforzar este tipo de mensajes son:

Despertar con propósito

En lugar de que el adolescente comience su día con una alarma ruidosa y estresante, podemos enseñarle a ver el nuevo día como una oportunidad. Un simple cambio de enfoque puede marcar la diferencia:

"Hoy es un nuevo día, y tienes todo para que sea especial. ¿Qué te gustaría lograr?"

Buscar el “oro” en nuestros hijos —sus talentos, fortalezas y buenas intenciones— requiere paciencia y práctica, pero es una de las inversiones más valiosas que podemos hacer como madres y padres.

El aprecio sincero, el estímulo positivo y la creencia constante en su potencial son claves para que crezcan como personas seguras, responsables y felices.